Cuando pones una hoja de orégano en el fuego, lo que ocurre es que la hoja se seca y se quema, liberando su aroma característico y produciendo humo. El orégano contiene aceites esenciales y compuestos aromáticos que se liberan cuando se calienta, lo que crea un olor agradable y distintivo. Este proceso es similar al que ocurre cuando cocinas con hierbas secas en una sartén o en el horno.